jueves, 27 de octubre de 2011

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amarillo

amarillo

luz era lo único q necesitaba en ese invierno d incertidumbre, después d un otoño mierda q me marchito dejándome sin hojas x donde respirar, el amarillo me ilumino, seduciéndome con una sutileza q jamás había conocido. amor, si, aunque desde el inicio lo negara x q sabia q lo q venia era pura enfermedad, pero como coño te puedes negar a una rica adición encerrada en un pequeño espacio ideado pa´ el cuelgue; primero su mirada, la cual no podía descifrar, esos ojos tan oscuros metidos en unas delicadas aperturas, alineadas d forma tan perfectas pa´ mi desorientación, pero aprendí a mirarlo, a sentirlo, y me gusto. encontraste d sus chiquititos ojos existía una enorme boca, d hecho casi obscena, + bien perversa, tan solo me daba ganas d morderla, comerla y morir ahí,  encerrado, donde me daba la bienvenida una lengua q sabia a una extraña mezcla d comida coreana con todo lo porteño, polvoreada d merca y rico sabor final d puchos y porros, allí morí, morí tanta veces q solo el humo del fuego lo podía comprender, y es q era mi infierno favorito; humo d la cocina, humo d sudor q salía mis axilas, humo del paraguayo miado, humo d los 10000 lucky q nos fumamos, humos d nuestros cuerpos juntos, x q con el amarillo la combustión no era pastel, + bien canario. No me lo quería coger, me lo quería meter dentro d mi, no me quería enroscar, quería clavármelo, no quería pensar, quería conocerlo, y lo conseguí, y mira q fue saber hay estaría mi muerte, una lenta y hermosa manera d dejarme fallecer.

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